Covid 451 (lectura dramatitzada)

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informació obra



Dramatúrgia:
Sergio Blanco
Direcció:
Sergio Blanco
Sinopsi:

És un projecte escrit, dirigit i posat en escena pel dramaturg i director teatral francouruguaià Sergio Blanco, una proposta protagonitzada per un equip de sis treballadors i treballadores hospitalaris que han estat presents a diversos centres de salut durant el període de la pandèmia de la covid-19 i que ara arriba al públic en forma de lectura dramatitzada. Aquest equip, constituït per un metge, una infermera, un portalliteres, una treballadora de la neteja, una administrativa i un vigilant de seguretat, pujarà a escena juntament amb Blanco per portar endavant aquest text, concebut per ser interpretat per l’autor mateix amb els sis treballadors de la salut.

Després d’haver experimentat durant anys el món de l’autoficció, l’artista francouruguaià es proposa un nou desafiament: endinsar-se en el que ell ha denominat alterficció. Blanco explica que va ser durant el període de confinament quan va decidir que volia sumar a l’autoficció aquesta idea de l’“alterficció”. “A mesura que anaven passant els dies —diu—, em vaig anar adonant que començava a necessitar les històries dels altres, les experiències dels altres, el cos dels altres [...]. I sobretot vaig començar a tenir ganes de sentir les seves històries i començar a bastir ficcions a partir de les seves vivències. [...] Aleshores em va venir al cap aquest terme d’alterficció i la idea de treballar amb els mateixos procediments que desenvolupo en l’autoficció, però aquesta vegada a partir de les històries dels altres, aquests altres que estava necessitant.”

COVID-451 és un espectacle que mira de reflexionar amb lleugeresa, elegància i irreverència sobre aquests dos espais de curació que són l’hospital i el teatre, i per fer-ho proposa, a través de les històries veritables —i no sempre veritables— de sis dels protagonistes habituals d’un hospital, buscar la “teatralitat” que hi ha en l’organització del sistema hospitalari, alhora que s’aventura a buscar l’“hospitalitat” que pot haver-hi en el sistema teatral. Sobre aquest tema, recorda que, a la Grècia antiga, els edificis teatrals es construïen en les proximitats dels temples consagrats a Asclepi, el déu de la medicina. “La proximitat entre aquests dos espais físics —conclou Blanco— ens parla de la proximitat profunda entre dos llocs que comparteixen el do de la curació.”

Crítica: Covid 451 (lectura dramatitzada)

29/07/2020

La cura del teatro

per Alba Cuenca Sánchez

Si los trabajadores del hospital acogieron al alter ego de Sergio Blanco durante su enfermedad, él ha querido devolverles los cuidados a su manera y en su terreno, el teatro. Para ello crea Covid-451, una lectura dramatizada en forma de autoficción que rinde homenaje a todos los miembros del sector sanitario que los últimos meses han trabajado con extrema dureza. Sin descansos, separados de sus familias para evitar contagios y con la impotencia de, en los peores momentos y como ellos mismos narran, alcanzar la escalofriante cifra de hasta 50 muertos diarios en un mismo hospital.

Un médico, una enfermera, una trabajadora social, un camillero y una limpiadora. En la historia, ellos fueron las únicas personas a las que el protagonista, leído por Blanco, pudo ver durante las tres semanas que estuvo ingresado por coronavirus. La columna vertebral del texto cuenta con una estructura aristotélica en la que los tres actos, precedidos y concluidos por un prefacio y un epílogo, corresponden a cada uno de estos periodos. Sin embargo, el juego de la autoficción no pretende esconder el engaño. La narrativa va saltando de lo que aparentemente pasó en el hospital a los ensayos de la pieza escénica o al mismo presente sobre el escenario. Se desvela así el proceso por el cual la verdad sucumbe a las necesidades de la narración. Blanco es un artista de las palabras que, envuelto en el artefacto de la meta-teatralidad, dirige y articula la trama a partir de conversaciones aparentemente espontáneas. Así el creador se permite el lujo de romantizar las situaciones, admitiendo la farsa e incluso dejando, hacia el final, que alguno de los personajes ocupe su puesto como inventor de su propia historia.

Covid-451 es un texto profundamente humanista. Aunque se base en una enfermedad y esté protagonizado por personal sanitario, la perspectiva que ofrece es emocional y artística. Así, en él se utiliza cualquier anécdota para introducir todo tipo de referencias culturales, imágenes poéticas o reflexiones sobre la enfermedad, la vida, la muerte o el teatro. Cabe decir que la cantidad de historias entrelazadas es algo excesiva. El tiempo apremia y algunos de los elementos se mencionan rápidamente, embutidos para que quepan en los 80 minutos del montaje.

La puesta en escena es muy sencilla. Sobre el escenario, los seis personajes ocupan un semicírculo de mesas individuales desde el que leen el texto. Una séptima mesa se reserva para el técnico audiovisual, que siguiendo las indicaciones de Blanco va incorporando las proyecciones y la música. Esta última, presentada siempre por el creador, sirve en algunas ocasiones para acompañar partes muy concretas del relato mientras que en otras se incorpora al final de cada acto con una función tan estructural como oxigenadora.

El elenco no es profesional, pero se nota el desparpajo por el que ha sido escogido. La naturalidad y la fluidez están muy presentes en la mayoría de ellos. Guardando la escrupulosa distancia de seguridad, dialogan con su paciente o entre ellos acompañados de objetos que forman parte de sus anécdotas y creencias. Y es que más allá de sus identidades laborales, Lucas, Maria Eugenia, Iván, Anna y Sascha son personajes humanos con sus historias propias. Así, el gran valor de la pieza es que los hace seres reconocibles. La experiencia contiene momentos duros, como la recreación de la llamada con la que se anuncia una muerte o los pasos a seguir para desinfectar la habitación de un paciente fallecido. Sin embargo, la emotividad, la calidez y el sentido del humor (este último, sutil e integrado, resulta indispensable) hacen que sea reconciliadora. El teatro adquiere así un valor casi terapéutico, convirtiéndose en un ritual de cura y en un soplo de positivismo para seguir adelante.