Dues germanes, Eva i Ava, decideixen seguir les passes d'un avantpassat i se'n van a Islàndia, on trobaran en Hans, el guia que les conduirà en un viatge cap al centre del planeta. Totes dues són ben diferents: una viu en un món científic i tecnològic i l'altra és romàntica i humanista. Però els seus coneixements diversos els seran força útils en un descens durant el qual trobaran éssers i paisatges sorprenents, però també els residus culturals que la humanitat ha anat deixant enrere.
Els ballarins-protagonistes interpretaran coreografies clàssiques, break dance i dansa contemporània mentre travessen uns mons subterranis recreats en imatges digitals. Franc Aleu, un artista audiovisual que ha posat el seu talent al servei d’espectacles de teatre, dansa i òpera vistos als escenaris més prestigiosos del món, s'encarrega de fer aparèixer en escena tota mena d'imatges en moviment i personatges virtuals. Un Verne del segle XXI.
Per a espectadors i espectadores a partir de 6 anys.
Un gran espectacle d´il.lusions informàtiques a l´escenari. Un gran video-joc damunt de l´escèna. Uns bons ballarins immersos dins de l´allau d´imatges.
55 minuts frenetics. Tan espectacular com desprovist de continguts i poesia.
Sens dubte aconsellable per a tots-es els amants dels video jocs I els efectes especials.
Ni l´obra, ni les aventures, ni l´esperit de Verne hi és enlloc. Millor oblideu-lo i deixeu-vos portar pel Castell de focs audiovisual.
A continuació us faig arribar el text que vaig escriure quan vaig veure l´espectacle el mes de febrero a Feten (Feria Europea de las Artes Escénicas para nIños y Jovenes).
Alejandro Dumas, Robert Louis Stevenson y especialmente Jules Verne, son los autores que hicieron que me apasionara por la lectura en mi pre-adolescéncia, una vez pasada la fase inicial con Enid Blyton y su série Aventura y Las aventuras de Guillermo de Richmal Crompton. Es por esa razón que les tengo un profundo agradecimiento a estos escritores, posteriormente he ido incorporando otros, y a sus obras, auténticas joyas de la literatura universal. De ahí que me indigne que se usen sus textos y el nombre de sus obras, de indiscutible reclamo, para espectáculos (cinematográficos o teatrales), sin el más mínimo respeto por su contenido temático y literario.
Este espectáculo que nos ocupa, es una versión no libre si no libérrima de la obra de Verne. Eticamente deberían haberle puesto otro nombre (simplemente, Otro Viaje al Centro de la Tierra), para no confundir a los jóvenes espectadores que ya van bastante confundidos y en gran parte basan sus conocimientos (el número de lectores entre niños-as y pre-adolescentes y adolescentes, decrece de forma alarmante), en los productos audiovisuales.
Un alarde técnico, sin duda. Unos bailarines competentes, sin duda. Pero tan brillante tecnológica y técnicamente como vacío y confuso de contenido. Y eso que simplemente siguiendo las pautas del gran Jules Verne y su obra, les hubiera quedado un espectáculo brillante. Ya en Pinocchio, su anterior espectáculo conjunto, se evidenciaban carencias temáticas y poéticas que en esta versión se han multiplicado. En Pinocchio, la indiscutible e impresionante belleza de algunas escenas, en especial las del final, sumergidos en el agua y dentro del vientre de la ballena, no escondían un desarrollo vacilante del cuento que perdía gran parte de su aliento poético y quedaba en un espectáculo brillante visualmente, pero frío y decepcionante temáticamente. La comparación con la sobria, esencial y sensible versión de La Baldufa y de otros Pinocchios que se han visto en Feten (por ejemplo el de Ultramarinos Lucas), resalta esta evidencia (ir a lo esencial o quedarse en el brillante pero superficial envoltorio). En este espectáculo la superficialidad se eleva al máximo quedando en un apabullante alud de imágenes inconexas que solo pretenden epatar a un público, viciado por los videojuegos, poco cultivado y nada exigente, desde el punto literario y teatral.
Confieso que me aburrí profundamente. Cansancio por exceso y por vaciedad de contenidos (ya es difícil manejando un material tan precioso como el de Jules Verne), y si los había venían muy, muy confusos. Y me indigné porque había medios (muchos más que los habituales), porque se jugaba a la confusión con el título y porque el espectáculo lo firman tres primeras espadas, tres grandes profesionales maestros en cada uno sus respectivas áreas :
Fran Aleu (Barcelona, 1966), es un destacado y multi-premiado artista multidisciplinar, un auténtico virtuoso del mundo de los efectos audiovisuales que ha trabajado regularmente con La Fura dels Baus (Le gran macabre, Turandot..), mapping de audiovisuales sobre la fachada del Ayuntamiento de Barcelona-La Casa Mágica (2011), mappng sobre los platos del Celler de Can Roca (2011) y en otros destacadísimos eventos. Comenzó su colaboración con Roseland Musical con Pinocchio, espectáculo que cerró la edición de Feten-2011.
Manuel Veiga (Barcelona, 1964), es un destacado actor y dramaturgo con largo y premiado recorrido. Comenzó su colaboración con Roseland Musical en el 1997, siendo el dramaturgo de su segunda etapa ( Las 1001 noches-1999, El páis sin nombre-2001, Pinocchio-2010)
Anna Planas (Barcelona, 1961), es una destacada bailarina y coreógrafa con un largo y destacado recorrido, que inició su colaboración con Roseland Musical siendo ayudante de su creadora Marta Almirall, para pasar posteriormente y en la última etapa a dirigir y producir los espectáculos.
En el escenario bailando con indiscutible brillantez, Mariona Camelia, Marcos Elvira y Cristina Miralles. Técnico de video, Jordi Pont.
En fin, juzgue cada uno. Yo me quedo con los maravillosos e históricos espectáculos, llenos de poesía y sensibilidad, que nos dio esta compañía, nacida en el 1983 de la mano de la brillante coreógrafa Marta Almirall, antes de entrar en la moda audiovisual. En la primera etapa con magníficos guiones de David Cirici, en la segunda, con guiones de Manuel Veiga, y con excelentes partituras de José Manuel Pagan y colaboraciones de artistas plásticos como Perico Pastor o la ilustradora Montse Ginestá,. Recuerdo aquel Blau marí-Azul marino, un poético viaje por el fondo del mar, con coreografías y escenas memorables (1987, reestrenado en el 2009), aquel memorable guateque de insectos que el espectador veía desde un imaginario microscopio en Flit-Flit (1990), aquellos ojos-nariz-orejas y boca perdidos en sus limitaciones tratando de buscar como hacer una cara, Cara calla! (1993, repuesto en el 2006), aquella casa poblada de objetos que se revolucionaban cuando se iban los dueños y aquel Romeo y Julieta entre un cepillo para los dientes y una libretita, habitantes de habitaciones distintas, La casa por la ventana (1997), aquellos personajes salidos de los libros que evitan que se cierre una biblioteca, Las 1001 noches (1999) o El país sin nombre (2001), la huida de la fábrica de una pareja de juguetes, para evitar que los separen, inspirado en un cuento de Ricardo Alcántara. www.roselandmusical.com
Text : ferranbaile@gmail.com