Aquell moment en què aconsegueixes parar i mirar el que estàs fent. I et planteges si allò és el que vols, si és així com realment vols seguir vivint. I te n’adones, per alguna petita o gran revelació (que potser t’ha fet veure que ets més efímer del que creies), que podries canviar alguna cosa. Que estem aquí de pas, només un temps i no saps fins quan. Que això es pot acabar en qualsevol moment. I, de sobte, dones valor a coses que no saps si estaves valorant prou. I penses en quines són les veritables raons per continuar vivint.
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Calma! está a medio camino entre la energía que desprendía Marabunta y la intimidad de Trau. Quizás el público sea el mismo, pero te lo tienes que seguir ganando y con el Teatre Ateneu de Tàrrega lleno hasta los topes la tarea de conseguir que te sigan el rollo no es fácil. Pero Albà tiene un gen especial que provoca que juguemos a la pelota, cantemos o nos abracemos porque él lo dice y punto.
Viviendo en un mundo donde todo pasa a mil por hora y sin tiempo para pensar demasiado en el porqué hacemos lo que hacemos, Albà ha querido poner un punto y seguido y con sus elementos característicos: música, gesto, títeres, sombras... construye una crítica a la sociedad moderna de las prisas sin rumbo.
Calma! es un viaje vital, donde se puede observar su transformación personal, una ventana abierta a una semi intimidad, lleno de luces y sombras pero que conservar su toque de humor, su poética personal y está lleno de positividad con un final que para cada miembro de la platea tendrá un diferente decorado, pero sea cual sea, reconforta.