E.V.A.

informació obra



Autoria:
Julio Manrique, Alfonso Sánchez, Ana Graciani
Direcció:
Julio Manrique
Intèrprets:
Rosa Gàmiz, Carolina Morro, Marta Pérez, Carme Pla, Albert Ribalta, Jordi Rico, Àgata Roca
Escenografia:
Alejandro Andújar
Vestuari:
Maria Armengol
Il·luminació:
Jaume Ventura
Composició musical:
Marco Mezquida
So:
Damien Bazin
Ajudantia de direcció:
Marc Artigau
Producció:
T de Teatre, Grec 2017 Festival de Barcelona, Teatre Romea
Sinopsi:

T de Teatre celebra els 25 anys dalt dels escenaris amb una aventura molt especial: E.V.A.. Després d’abordar temes com la maternitat, el sexe, les crisis generacionals i la pràctica escènica, el dolor serà el protagonista d’aquesta obra. 

E.V.A. és l'Escala Visual Analògica del Dolor i també és una comèdia dramàtica on quatre històries creuades de quatre ex-companyes d’escola ens faran reflexionar sobre el dolor, la seva poètica i les seves formes. El dolor físic, el crònic, el somàtic, el neuropàtic, el  dolor vital, el moral, el quotidià, el de l'ànima...

Crítica: E.V.A.

22/07/2017

No todo tiene que ser nuevo

per Alba Cuenca Sánchez

Las T de Teatre tienen un estilo propio. Puede que no sea el más arriesgado o el más moderno, pero es su sello. Y a una parte del público, su estilo le/nos gusta.

Después de la que fue su propuesta más arriesgada, dirigida por el argentino Ciro Zorzoli, la compañía aprovecha la conmemoración del 25º cumpleaños de su nacimiento para volver a su terreno más recurrente: el de la tragicomedia protagonizada por mujeres y problemas comunes. Historias sencillas, cotidianas, encarnadas por personalidades muy diferentes y con finales más bien dulces. Ya antes habían hecho un trabajo parecido en Dones com jo de Pau Miró. Y ahora vuelven a su terreno hablando de los distintos tipos de dolor.

También las interpretaciones van mucho en la línea de su trabajo, y es que no en vano EVA es una obra especialmente escrita para ellas. La rigidez y racionalidad de Marta Pérez –sustituida en ocasiones por la actriz Chantal Aimée-, el carácter fuerte de Carme Pla – especialmente contenida y graciosa en esta ocasión, la sensualidad de Mamen Duch – substituida también por la que fue miembro en sus inicios, Rosa Gàmiz– y la espontaneidad de Àgata Roca son una constante en sus personajes. Hacen lo que saben hacer, y lo hacen muy bien.

Parece que falta algo sin verlas a las cuatro juntas. De hecho, al final hacen un saludo las cuatro solas y hay días en que solo dos de las actuales T están presentes (Pla i Roca). Se suple un poco con la aparición en vídeo de Duch, aunque sea breve y a modo de guiño. Tampoco habría sobrado alguna colaboración de Míriam Iscla. Por otro lado, dicho sea que el resto de actores cumplen notablemente, con una especial mención a un divertido Albert Ribalta que a estas alturas ya puede ser considerado uno más de la compañía.

Esta vez, la itinerante compañía apuesta por Julio Manrique en la coautoría, acompañado por Cristina Genebat y Marc Artigau, y en la dirección. Y él las hace brillar con una puesta en escena impecable. El uso de audiovisuales, los rápidos y llamativos cambios de escenario y el ritmo trepidante son algunos de los grandes valores que le aporta. Muy interesantes también las menciones a la trayectoria del grupo, incluido el metateatro que nos transporta al mismo estreno de la función.

Puede que esta no sea la historia más apasionante. Tampoco trata un tema extremadamente original. Incluso es bastante previsible y recortable, principalmente hacia el final. Pero lo cierto es que entretiene y te hace salir con un buen sabor de boca. El trabajo de las T de Teatre es así, naif. Y después de 25 años, podemos afirmar que les funciona. ¡Felicidades y a por los 50!