Després de vint anys, en aquest 2014 d’aniversari, els sis creadors de La Fura dels Baus tornen a inventar conjuntament un espectacle revolucionari. Benvinguts a una experiència de futur pensada perquè pugueu jutjar el present des d’una perspectiva nova.
A partir de l’evocació de la població assetjada, La Fura ens proposa M.U.R.S., un experiment ciutadà, un espectacle instal·lació on el públic podrà interactuar lliurement només seguint criteris d’intel·ligència i eficiència. M.U.R.S. vol ser el primer smartshow de la història, un repte col·lectiu que instal·larà l’espectador en la vivència d’un món en què les premisses que hauran de governar les ciutats del futur seran explotades fins a les darreres conseqüències. Fins on serem lliures i capaços de dirigir i comprendre la nostra pròpia vida? Podrem distingir la veritat de la mentida? Podrem o sabrem revoltar-nos i sortir de tots els setges (comunicatius, tecnològics, polítics…) als quals potser ens veurem sotmesos?
Assessorats per dos prestigiosos centres universitaris, el departament d’Open Systems de la Universitat de Barcelona i la Universitat Rovira i Virgili, els components de La Fura dels Baus han treballat uns mesos al Futurelab de l’Institut Ars Electronica de Linz (Àustria) i al Massachusetts Institute of Technology (MIT) per tal de desenvolupar els fonaments de l’smartshow amb què s’ha construït M.U.R.S.
(*) Per gaudir al màxim d'aquest espectacle, es recomanarà als espectadors que tinguin un smartphone que es descarreguin una app específica.
MURS MURS MURS…
Cuando la primera indicación llegó al móvil (“Busca un muro”) generó en el público expectativa y complicidad en el juego…
El llamado primer Smart Show de la historia tuvo lugar en un foso del Castell Monjuic, la Fura instalo un dispositivo (Estructura con pantallas de proyección) que dividía el espacio en cuatro zonas: Árbol de la Vida, El culto al cuerpo, La zona U y La zona Ecológica.
Para comenzar el smart show el espectador tuvo que haber bajado a su dispositivo la aplicación con anticipación, aunque también podía hacerlo en ese momento y había además un carpa de asesoría para realizarlo con éxito. Una vez realizada esta etapa, fuimos dirigidos por un presentador y una joven a manera de guía que explicaba “MURS es un espacio de libertad” presentaba el video inicial y realizó pruebas de trasmisión generando incertidumbre.
Este espectáculo pone a prueba resistencias digitales, emocionales e ideológicas. Propone por medio de órdenes que llegan a tu móvil experimentar el control de un mundo virtual, desvelando tus dependencias a los dispositivos.
La molestia que puede generar en algunos espectadores este sistema, debido al mal funcionamiento de la aplicación o al no saber qué hacer o cómo tener que reaccionar, pone de manifiesto la incapacidad de estar observando lo que sucede humanamente. ¿Por qué cuando nos dieron la orden de “Abraza a tu vecino” se generaba un ambiente de cordialidad?, acaso ¿necesitamos de esa orden de un ente cuasi invisible para ser fraterno con el espectador de a un lado que está bajo las mismas circunstancias que tú?
Seremos los colores.
¿Qué color eres tú? ¡Rojo, rojo! Alguien gritaba mientras que los demás buscaban los verdes cada quien debía agruparse con el color que su pantalla touch le indicaba, pero ¿hasta dónde estás dispuesto a llegar si tu móvil te ordena algo? ¿Te sientes parte de algo por un color?
Vida Digital.
¿Existe? ¡Vamos a crear vida en su móvil!, dijo el presentador. A partir de la lectura de diferentes códigos para escanear, podías ver crecer en tu móvil dicho germen digital, que desaparecía al menor descuido. ¿En dónde nos colocan estas nuevas aplicaciones? ¿Qué tanto nos distanciamos de lo orgánico, de lo vital? Pero lo cuestionante es que también disfrutamos de este efecto de la tecnología, nos asombramos con él.
¿Eres un triunfador o perdedor?
Con la aplicación teníamos el poder de especular: sube o baja, así de sencillo arriesgabas oprimiendo tu pantalla y te indicaban cuanto supuestamente perdías o ganabas en lo que parecía una bolsa de valores, la reacción se lograba increíble, te sentías mal de estar perdiendo y ansioso por ganar aquello que no existía.
De pronto el CAOS.
Como de la nada una explosión, humo, hachas destruyendo, movimiento. Estábamos bajo la simulación de un acto anárquico de este mundo virtual; un aparato explosivo colocado en los guardarropas donde habías dejado tus pertenencias, un posible sospechoso, sometimiento a golpes, descontento, reacciones violentas de los espectadores porque el supuesto sistema había sido intervenido por personas que parecían activistas, que al tomar el poder, mostraban una nueva forma de control.
Cierto que ciertas acciones carecían del poder de verosimilitud necesario para lograr impactar al espectador. Cierto que la aplicación fallaba para algunos en ciertos momentos. Pero también es cierto que la mayoría respondió ante el Smart show con interés, que se disfrutó o por lo menos que se cuestionó al espectador.
La Fura siempre es pionera y vanguardista, crea polémica ayer, hoy y siempre. Se agradece que tome los riesgos conservando el espíritu que le dio origen. Se pudo realizar mejor, seguramente, como todo lo que es perfectible, pero hay que tomar en cuenta que ellos han hecho el primer SMART SHOW.
El tiempo y la exploración de estos recursos digitales, dialogando con el hecho escénico, abren infinitas posibilidades. Sólo el futuro nos dirá si la apuesta de la Fura en el Grec fue un acierto, no la reacción inmediata.