Un psicòpata, assassí en sèrie, després de cometre els seus crims, enregistra en vídeo les seves sensacions. No sent cap remordiment pels seus actes. Ho explica detalladament a la seva “última” víctima: una infermera i psicòloga que té segrestada i a la qual mostra fotografies de les víctimes. Ell li planteja jugar a un joc aparentment innocent: el de les paraules encadenades. A poc a poc, segrestador i segrestada van mostrant les seves cartes, la seva veritable història…
Un dels primers textos de Jordi Galceran (1995) amb l’enginy característic d’un dels dramaturgs més universals de casa nostra. Un -thriller psicològic que ja es va estrenar el 98 amb gran èxit i que ara torna sota la batuta de Sergi Belbel amb Mima Riera i David Bagés com a únics protagonistes.
Hace más o menos una década cuando el boom de la dramaturgia catalana estalló (más de diez años después de que se escribiera Paraules Encadenades) preguntándole a sus protagonista por si escribían sus textos con el afán de que perduraran, la respuesta general era un ‘no’ rotundo. Eran textos para el consumo de hoy, actual, que si cuando pasen veinte años alguien los sacaba del cajón, quizás no entendería nada.
En mayor o menor medida es lo que le pasa a Paraules Encadenades, veintitrés años después hay muchas cosas que chirrían en nuestros oídos, y si eres mujer más. Mientras veía la obra me preguntaba qué sentido tenía haberla recuperado del fondo del cajón, si no hay textos en el mundo para recuperar, de autores catalanes o extranjeros, y no fui capaz de darme respuesta.
Quizás a mediados de los noventa, cuando fue escrito y estrenado, el discurso machista, misógino y homófobo que desprende el texto no se concibiera como tal, y los oídos de los espectadores de entonces no estuvieran acostumbrados a escuchar las ‘lindezas’ que salen por boca de los protagonistas, sin excepción de género. Pero en el 2017 produce cuanto menos un sentimiento de repulsa y asco.
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Gracias a las grandes interpretaciones de Mima Riera, por la que hemos sufrido durante todo el espectáculo y David Bagés, que ya no es la primera vez que borda el personaje de malo malísimo, el espectáculo tiene un bote salvavidas en el que guarecerse del vendaval. La puesta en escena con la escenografía de Max Graenzel, el diseño de iluminación de Kiko Planas nos regala una atmósfera de absoluto thriller. Al igual que el espectacular diseño sonoro de Jordi Bonet, que helará la sangre a más de uno.
Sin haber visto el espectáculo de estreno hace veinte años, tuve la curiosidad de leer el texto hace algunos años y siempre había imaginado que si se volvía a representar habría que modificar algunos aspectos en la dramaturgia. No ha sido el caso, simplemente se ha añadido un par de frases sobre la independencia de Catalunya, de lo más superfluo. Si se hubieran invertido los mismos recursos que se han utilizado en la puesta en escena en la adecuación de la dramaturgia al 2017 estaríamos hablando, probablemente, de uno de los mejores montajes del Grec 2017, pero viendo el resultado final se tendrá que conformar con el aprobado.