A partir de 1850, quan els canvis demogràfics comencen a transformar Europa i preparen el terreny per a una futura cultura de masses, es desenvoluparà un tipus de teatre amb parts cantades i parts parlades que a la península Ibèrica s’anomenaria «sarsuela», mentre que a les latituds més septentrionals serà conegut amb noms com «opereta», «music-hall» o «Singspiel». Aquest fenomen democratitzarà l’interès pel gènere líric, en un moment en què l’òpera reflecteix sobretot els codis de representació d’unes elits socials molt determinades.
La sarsuela catalana és una frondosa illa de tresors amagats. El gènere també gaudia d’una important vitalitat als escenaris barcelonins, malgrat que una gran majoria d’aquestes joies encara esperin ser desenterrades, i que n’hi hagi unes quantes que fins i tot esperin ser estrenades per primera vegada. Si volem fer justícia al nostre patrimoni escènic, cal que entenguem que la sarsuela no és només un gènere en castellà, sinó que també s’expressa en català i la seva veu oblidada és una de les víctimes més injustes de l’amnèsia que ha tingut massa sovint la història del teatre d’aquest país.
Un viatge per alguns dels moments més esplendorosos de la sarsuela catalana, que en molts casos permetrà que les seves riqueses pugin dalt d’un escenari per primera vegada.
Estimada Maestra Pitrowska,
Le escribo para agradecerle la inolvidable velada que pasamos el jueves con usted. Ciertamente, debo confesarle, que nunca dejamos de sorprendernos de sus habilidades musicales. Llevar una orquesta no es tarea fácil y debo decirle que, aún sabiendo de sus capacidades y conocimientos musicales, nos ha dejado boquiabiertos la seriedad con que ha llevado la interpretación de un repertorio nada fácil.
Entre las confesiones que quiero hacerle, está la de mi aversión a la zarzuela. Sí, me declaro culpable. Enamorada de la ópera, la verdad es que a mi la zarzuela no me atrae demasiado. Sin embargo, tengo que admitir, que lo que escuché bajo su dirección, me pareció más cercano a la musicalidad de la canción napolitana y a la ópera comique francesa que a la tradición de la zarzuela española. No puedo dejar de decir que hubo momentos realmente hermosos y divertidísimos.
Excelente cuadro de cantantes el que escogió: con ese tenor de fraseo cuidadoso, esa soprano con agudos excelentes, el barítono casi verdiano y sobre todo, el actor cantante que nos atrapa el corazón siempre que lo vemos. Pero debo decir que de quien yo me quedé prendada fue de sus asistentes, la felicito profundamente por el buen gusto y las muchas y eficientes habilidades con los que los consiguió.
El teatro que vuelve borrosa la línea entre la música y la interpretación, es una de las mayores delicias que la escena puede regalarnos. Por ello, no puedo dejar de hacerle llegar a su equipo y a usted, toda mi admiración y decirle al público que no puede perderse este espectáculo inolvidable.
Atentamente
Una de sus admiradoras.