Vuelos

Dansa | Familiar

informació obra



Direcció:
Enrique Cabrera
Intèrprets:
Jimena Trueba Toca, Jonatan de Luis Mazagatos, Pedro Dorta Morales, Carolina Arija Gallardo, Raquel de la Plaza Húmera
Ajudantia de direcció:
Raquel de la Plaza Húmera , Jimena Trueba Toca
Composició musical:
Luis Miguel Cobo
Escenografia:
Elisa Sanz
Vestuari:
Elisa Sanz
Il·luminació:
Pedro Yagüe
Vídeo:
Álvaro Luna
Caracterització:
Ricardo Vergne (atrezzo)
So:
Lalo Gallego Blanco
Companyia:
EMPIRIC
Autoria:
Sinopsi:

El món fascinant de Leonardo da Vinci inspira un espectacle de dansa que és tota una invitació a fer volar la imaginació. Els invents del geni del Renaixement es converteixen en protagonistes. 

Autòmats, videoprojeccions, plans i dissenys dels objectes més diversos i sorprenents... Tots ocupen l'escenari del Sant Andreu Teatre (saT!) en un espectacle familiar que converteix en dansa els grans invents d'un dels genis més coneguts del tots els temps. 

Perquè Leonardo da Vinci, les seves màquines i també les seves pintures i escultures, són els protagonistes d'un espectacle que no vol educar ni entretenir, sinó convidar els espectadors a mirar, pensar i sentir d'una manera nova. També a dubtar, perquè el dubte és el motor del pensament i el pensament, un acte subversiu que, com diu la companyia, converteix l'espectador en ciutadà.

Crítica: Vuelos

06/07/2016

Los niños entienden la danza

per Jordi Sora i Domenjó

No tan conocido como por otras facetas, Leonardo Da Vinci fue también escenógrafo. Queda constancia de ello en su paso por la corte de Milán, muy joven. Y no es difícil imaginar que tuviera un primer contacto con el arte de la danza, que aunque muy menor y circunscrito aún a lo popular, empezaba a ocupar otros espacios y quedaba impregnado también por ese tiempo de cambios artísticos y humanos del sorprendente Renacimiento italiano. Coincide todo ello con quien la historia del ballet señala como primer coreógrafo, Domenico de Piacenza y muy especialmente con el desplazamiento que primero las artes plásticas hicieran suyo, y algo más tarde el teatro: el hombre como centro del universo. Que se bailara, como acto de expresión creativa, en las cortes y pocos siglos más tarde en los escenarios, era sólo cuestión de tiempo.

Los estudios del genio florentino en el ámbito de la geometría, el movimiento y la anatomía humana seguro que tuvieron algo que ver en ese cambio de paradigma que la danza de la época fue operando. Y no deberíamos descartar mutuas influencias: sabemos verlas con posterioridad y de ahí el interés que tantas compañías de danza han tenido por acercarse a su obra. Vuelos de Aracaladanza es un ejemplo de ello y pensada para el público familiar. Y con un componente extra, porque más allá de servirles de marco estético, con fuerza visual, repleto de elementos del imaginario de la época, de una serenidad plástica arrolladora y un ritmo coreográfico repleto de sorpresas; transmite un mensaje de optimismo y empuje emocional de gran calado. Volar como acto de esperanza, como lucha por los sueños, como ejemplo que lo imposible, aunque sea inalcanzable, es algo muy necesario para el espíritu humano. Y este aspecto de la pieza, más allá del homenaje a Da Vinci, es de lo más destacado que ofrece en los 50 minutos de duración.

Y encima sin renunciar a bailar. Todos lo sabemos: lo abstracto de este arte, ¿verdad? Pensado para chicas y chicos de corta edad... ¡Cuántas veces hemos renunciado al movimiento! Pues bien: Aracaladanza no lo hace. Se expresa así: con el gesto en constante vaivén, la geometría del aire y el movimiento de lo inestable. ¿Qué otra era precisamente la investigación de Leonardo cuando creaba esas alas enormes con las que lanzaba jóvenes atletas a volar? Un sueño, una quimera. ¿Por qué los niños no han de entender un cuerpo que se expresa así, bailando?