El món fascinant de Leonardo da Vinci inspira un espectacle de dansa que és tota una invitació a fer volar la imaginació. Els invents del geni del Renaixement es converteixen en protagonistes.
Autòmats, videoprojeccions, plans i dissenys dels objectes més diversos i sorprenents... Tots ocupen l'escenari del Sant Andreu Teatre (saT!) en un espectacle familiar que converteix en dansa els grans invents d'un dels genis més coneguts del tots els temps.
Perquè Leonardo da Vinci, les seves màquines i també les seves pintures i escultures, són els protagonistes d'un espectacle que no vol educar ni entretenir, sinó convidar els espectadors a mirar, pensar i sentir d'una manera nova. També a dubtar, perquè el dubte és el motor del pensament i el pensament, un acte subversiu que, com diu la companyia, converteix l'espectador en ciutadà.
Tras la trilogía que vinculó las figuras de Miró, Magritte y El Bosco en sus tres últimos espectáculos, Aracaladanza vuelve a los escenarios barceloneses con un nuevo espectáculo inspirado en Leonardo Da Vinci. Lo hacen dentro de la programación del MiniGrec validando así su voluntad de dirigirse al público más amplio, el familiar. Durante años, la compañía ha ido creando un espacio propio en este sector sin renunciar a espectáculos de gran formato -aunque de duración limitada- y con clara exigencia coreográfica. En Vuelos, recurren de nuevo a un referente icónico de la cultura occidental: Leonardo Da Vinci, abordando su figura desde sus múltiples facetas. Personaje clave del humanismo renacentista, Da Vinci defendió, con sus muchas y variadas producciones, la vertiente intelectual del artista. Uniendo ciencia, ingeniería, literatura y artes plásticas, Da Vinci tejió un corpus artístico que no puede ser disociado de sus estudios anatómicos del cuerpo humano o los de geometría, ni de sus construcciones o ingenios de todo tipo. No en vano el propio Leonardo en su Tratado de pintura defendió este arte como conocimiento científico. Tras la huella del ingeniero visionario y dejándose cautivar por su sensibilidad artística, Aracaladanza construye un magnífico espectáculo con los recursos que habitualmente forman parte de su trayectoria. Proyecciones, sofisticados efectos lumínicos, elementos de atrezzo referenciales muy bien jugados en escena y danza, mucha danza. Cinco bailarines son los encargados de mostrarnos y sumergirnos en el inmenso y sugerente mundo leonardesco. Sin vocación narrativa alguna, el hilo del espectáculo parece encontrarse en la constante búsqueda e investigación, ahora sobre la luz -y ahí entrarían tanto las proyecciones como el juego de luces y sombras-; ahora sobre el movimiento, y en este sentido aparecen los péndulos movidos por un impulso inicial y luego por inercia, que encuentran su eco amplificado en el juego coreográfico de los bailarines. Una investigación que habrá de culminar con el trazado del artefacto que permita al ser humano volar. Vuelos es un gran fresco con multitud de detalles que nos recuerdan el genio de Leonardo, pero con entidad propia. Anteponiendo al ser humano como medida de todas las cosas, no renuncian a la abstracción propia de la danza contemporánea. La música original Luis Miguel Cobo -que también firma composiciones para La Veronal o Sharon Fridman- es también una gran baza: una partitura compleja que por momentos recrea formas de música antigua, evolucionando hacia la contemporánea para volver a la música cortesana de compositores como Purcell. Si se añade un cuidadísimo espacio escénico que, en su desnudez, adquiere el tono apergaminado de los papeles antiguos y un vestuario rico y variado, tenemos todos los ingredientes para convertir en realidad escénica el sueño de Ícaro.