Una dona d'edat indefinida explica les seves recances. Amb un gust especial per la hipèrbole sentimental, exposa les desil·lusions que l'han convertit en la persona que és ara i s'emmiralla en la desmesura de les heroïnes de Tennesee Williams o en les dives de la cançó.
Rere les seves històries apareix una figura desnonada emocionalment i econòmicament que lluita per la supervivència amb les armes de la ficció. Una peça que fa incursions en la dansa, el teatre gestual, el text clàssic, el playback, la cançó en directe i la performance, buscant la proximitat amb el públic en un escenari no convencional.
El actor, coreógrafo y bailarín Guillermo G. Alonso, estaba interesado en hacer un espectáculo en solitario que vertiera toda su parte femenina. Así se lo hizo saber a su amigo, con quien ha colaborado en muchos espectáculos, el dramaturgo y director Marc Rosich. Empezaron juntos una intensa labor creativa que dio lugar a este insólito, dinámico y arrebatador monologo, A mi no me escribió Tennessee Williams (porque no me conocía). Se estrenó en la Fira de Tàrrega del 2016 y luego en Barcelona en el Espai Brossa.
Desde entonces no ha dejado de representarse, con los descansos obligados por sus múltiples trabajos en el TNC, por la creación del excelente Laberint Striptease (basado en textos de Joan Brossa y estrenado en el Espai Brossa en el 2019) y por el largo paréntesis motivado por la pandemia.
Ahora vuelve con carácter de nuevo estreno al Dau al Sec, el teatro del Poble-sec, el barrio donde vive y tiene su taller creativo. El escenario de Dau al Sec aparece totalmente ocupado por objetos, trastos y vestidos, desordenadamente dispuestos. Nuestra protagonista vive debajo de un puente en condiciones precarias y comiendo lo que puede. La encontramos comiendo foie-gras, como si fuera un yogurt, a palo seco porque no tiene pan. Tuvo un gran amor con un ingeniero de puentes y caminos, dramática ironía, que se fue a construir puentes lejos de ella. Siempre soñó en dar salida a su venda dramática. Hubiese querido ser Blanche Dubois y vivir en New Orleans, aunque no lo dice también debió sentir envidia de Norma Desmond, la protagonista de El Crepúsculo de los dioses, la mítica película de Billy Wilder. Norma Desmond fue una diva del cine mudo, que no supo adaptarse al cine sonoro y cayó en desgracia, pero en su locura sigue creyéndose una estrella. Solo que nuestra anónima protagonista no està loca, ni cae en la locura (como Blanche Dubois). Esta lúcida, dentro de lo que se puede. Nunca fue nadie, no la dejaron ser y por toda mansión vive en la miseria bajo un puente, rodeada de recuerdos y vestidos. En un arrebato de reafirmación se viste y desviste continuamente y luce sus encantos y sus decepciones, sus luces y sus sombras, sus alegrías y sus tragedias (impresionante la escena de la violación).
Roberto G. Alonso es una bestia escénica y le da a su personaje toda la ternura y fiereza que requiere. Es provocadora y provocativa, sensual, desagradable, frágil, dura y desesperada.
La danza y el gesto acompañan el alarde actoral, con una cuidada selección musical. Performance, danza, teatro, canción en directo (sobrecogedor el momento en que canta, traduciendo la voz de Lara Fabián, su desgarradora Je suis malade) y play-back (magnífica su versión con coreografía incluida del Yo no soy esa de Mari Trini).
La excelente selección musical continúa con My name is Christine, de Christina Keeler, que da pie a un delicioso dialogo entre ella y un maniquí debidamente sofisticado, o esa Tocata y fuga en re menor, de Bach, en el que ingeniosamente transforma un tendedero de ropa en una arpa. También suena Sara Montiel y su Fantasia (de jardines y flores), de la banda sonora de su pel·lícula Samba. El Que hace una chica como tu en un sitio como este, de Burning, esta Soledad, que suena profunda en la voz de Chavela Vargas y ese final esplendoroso con la banda sonora de Memorias de Africa, y ese final soberbio perdiéndose entre un fantasioso juego de luces. Ella también quiso ser la escritora y baronesa Karen Blixen y haber vivido en África.
Se nota en el ritmo y las transiciones la mano del director Marc Rosich, a la vez autor del texto. Marc Rosich (Barcelona, 1973), es director, dramaturgo, adaptador y ocasionalmente actor. Entre sus adaptaciones estrenadas en el TNC destacan Mequinensa, Pedra de tartera y Mort de Dama. Colaborador habitual de Calixto Bieito. Se formó como dramaturgo en L´Obrador de la Sala Beckett. Ha cultivado también el teatro familiar y destacando, La dona vinguda del futur, que también dirigio en el TNC, y que protagonizó la cantante Beth Rodergas. Destaquemos también la labor de Victor Peralta al cuidado del espacio escénico y la iluminación. Las coreografias y el vestuario son del propio Roberto G. Alonso.
Roberto G. Alonso, un creador todoterreno
Nació en Ponferrada (León), en 1970, pero se formó en Barcelona. Titulado en Danza Contemporánea en el Institut del Teatre. Debuta en el mundo professional en 1992. En el 1995, funda su pròpia companyia Companyia Roberto G. Alonso, con la que ha realizado notables espectáculos tanto para adultos (Lulú, primera noche, Mon Genet, Ul/inmeritasolitudo, Diviniarama, Laberint strip-tease), como público familiar (Zaquilami, Almazuela, Marúnica, Simplicissimus, Zing Zing). Ha intervenido como actor-bailarin en gran parte de los espectáculos de los últimos años en el TNC (L´hort de les oliveres, El carrer Franklin, L´aplec del remei, El gran mercado del mundo, L´emperadriu del Paral.lel). Ha realizado las coreografies para multitud de espectáculos (Ocaña, reina de les Rambles, Jacuzzi, Dialegs de Tirant i Carmesina, Plomes i reclams). También destaca como diseñador de vestuario y hay que hacer notar que él mismo con su socio en su taller confecciona todos los vestuarios de sus espectáculos. www.ciarobertogalonso.com
texto : ferranbaile@gmail.com