Un tramvia anomenat desig

informació obra



Adaptació:
Oriol Tarrasón
Direcció:
Oriol Tarrasón
Intèrprets:
Jorge Albuerne, Pepo Blasco, Annabel Castan, Mireia Illamola, Josse De Pauw
Escenografia:
Oriol Tarrasón
Vestuari:
Les Antonietes
Il·luminació:
Iñaki Garz
Assesoria de moviment:
Fàtima Campos
Producció:
Les Antonietes, Temporada Alta 2015
Text:
Josse De Pauw
Sinopsi:

Ancorada en el passat i amb ínfules de classe, Blanche Dubois visita la seva germana Stella a Nova Orleans, una noia vital que viu el present amb el seu marit, el rude Stanley Kowalski. L’obra de Tennessee Williams és plena d’aquests personatges neuròtics, vehements, turmentats, sempre a punt per somiar que pugen a l’últim tren, el d'un tramvia anomenat desig. 

Condemnats a la derrota, són l’altra cara del somni americà. No volen la realitat, sinó el somni. Després de Brückner, Shakespeareo Txèkhov, Williams torna a acostar la jove companyia Les Antonietes a la reflexió sobre la condició humana.

Crítica: Un tramvia anomenat desig

07/02/2016

Demasiada oscuridad en esta parada

per Elisa Díez

Seguro que más de uno que esté leyendo estas líneas habrá visto más de una adaptación de esta obra. Quien más o quién menos de acuerda de la Blanche de Emma Vilarasau, de Pepa Plana o de Vicky Peña, unas con más gloria y otras con más pena han sido vistas por nuestros ojos. Les Antonietes que nos han hecho recordar algunos de los clásicos en los últimos años, Vània de Chéjov, Stockman de Ibsen o Molt soroll per no res de Shakespeare, han metido la tijera ahora a Tennesse Williams. Lejos de las tres horas habituales, Oriol Tarrason la ha condensado en noventa minutos. Toda un sinopsis, a la que al espectador menos teatrero le faltará un contexto previo, eliminadas las escenas superfluas, la acción va directa y Blanche entra en acción sin más, como un puñal afilado y algo oxidado.

Quizás por estereotipos, mi lectura de Blanche siempre ha sido la de una mujer optimista, llena de vida, incluso cuando todo se le vuelve en contra. Tarrason ha optado por mostrarnos la cara más oscura del personaje. Depresión, pocas muestras de alegría, y en esos momentos se ven que son fingidos, la tristeza se apodera de la escena, hasta que en una vuelta de tuerca aparece Stella, abnegada pero feliz, un rayo de luz, un maravilloso retrato que desarrolla Mireia Illamola, en otras ocasiones relegada a un segundo plano, y que en esta ocasión lleva el peso de la obra. Es ella en quien los espectadores ponemos atención, ella es la que sustenta y nos devuelve la alegría entre tanta oscuridad.

Esta vez Les Antonietes no han podido contar con dos pesos pesados como Pep Ambrós Muñoz o Bernat Quintana y han ido a buscar a Stanley al mundo del circo y a Madrid. Jorge Albuerne habla castellano, que le queda como un pegote a la obra, difícil de defender esta opción. Pero si fuera poco defendible el cambio de idioma, la interpretación es inasumible, el teatro de texto requiere de mucha preparación previa. No hay entonación, ni vocalización, los gritos no están medidos y los movimientos no salen de la naturalidad, más bien parece una coreografía a duras penas ensayada. Ni el mítico "Stella, Stella" se salvan de un estupor generalizado. (...)

Trivial